Unos 75 millones de
niñas en el mundo no van al colegio. Cada tres segundos, una es obligada a
casarse. El 90% de los menores que trabajan en el servicio doméstico son niñas
de 12 a 17 años. Reducir estas cifras es uno de los objetivos principales
difundidos por la ONU. Según las cifras de Unicef, casi 400 millones de mujeres
de entre 20 y 49 años, se casaron cuando eran niñas. Estas mujeres perdieron la
oportunidad de acceder a la escuela, ya que “su deber” era dedicarse a su hogar
y formar una familia.
Esto supone una
violación de los derechos humanos fundamentales que afecta a todos los aspectos
de la vida de la niña. Las bodas tempranas interrumpen o impiden la educación
de las menores, que trae consigo múltiples consecuencias que las condicionaran
el resto de su vida. Al no ser educadas desde pequeñas en las escuelas, tienen
más riesgo de sufrir violencia o abuso, se limitan sus oportunidades laborales
y ponen en riesgo su salud. Por todos estos inconvenientes, es primordial que
estas niñas procedentes de países en desarrollo puedan ir a la escuela. Las
niñas con bajos niveles de escolaridad tienen más
posibilidades de contraer matrimonio a una edad temprana y se ha demostrado que
el matrimonio en la infancia significa el fin de la educación de las niñas.
Por otro lado, las niñas
que han recibido una educación secundaria tienen hasta seis veces menos
probabilidades de casarse en la infancia, lo que hace de la educación una de
las mejores estrategias para proteger a las niñas y combatir el matrimonio en
la infancia. Todos podemos aportar nuestro granito de arena para luchar contra
estas injusticias, y ofrecerles a estas niñas la oportunidad de conservar su
derecho a recibir una educación digna.
Un desmesurado número
de mujeres no pueden ir a la escuela, al verse obligadas a contraer matrimonio
antes de cumplir la mayoría de edad.
Andrea Vega
No hay comentarios:
Publicar un comentario