
En
los últimos años se han realizado diversos estudios que demuestran que personas
que padecen autismo y otras enfermedades mentales, han mejorado su autoestima y
sus habilidades lingüísticas tras interactuar con animales. Incluir a los
animales en el proceso de educación de estas personas también aumenta la interacción social,
la capacidad para prestar atención.
También los beneficia incrementando sus relaciones afectivas y desarrollando el respeto hacia la animalización de animales en el proceso de educación y aprendizaje de niños discapacitados, coinciden en que es una buena forma de alcanzar los fines educativos en menos tiempo, mejorando la calidad de vida y la integración social de niños autistas.
Andrea Vega
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